Cades se encuentra a orillas del Nansa, a 100 metros sobre el nivel del mar y ocupando una de las lindes sur del municipio de Herrerías. En 2008 contaba con 76 habitantes repartidos por un núcleo muy disperso de población
Su territorio tiene testimonios de
ocupación desde la época prehistórica. Allí encontramos el
yacimiento de arte parietal prehistórico de La Pica (no visitable),
con pinturas de punteos en rojo, lo que nos indica que estuvo
habitado desde el Paleolítico. Por otra parte, en cuanto a
documentos escritos, sabemos que aparece ya en documentación de en
torno al año 1000.
Durante la Edad Media perteneció a la Merindad de las Asturias de Santillana, pasando a depender de la Casa de la Vega a finales de esta época. Y, junto con Casamaría, Camijanes y Rábago, formó, durante el Trienio Liberal (1820-1823), el primer ayuntamiento constitucional de Herrerías.
Las fiestas de la localidad se celebran el fin de semana más cercano al 24 de junio y la celebración que se realiza es honor a San Juan Bautista, tratándose de una fiesta popular en la que se bendice el “ramu”(pirámide de roscos de pan, adornada con flores y cintas que se porta durante la procesión) ofreciéndoselo al Santo. Posteriormente, los roscos se subastan, y se bailan y cantan los picayos, danza popular de carácter religioso propia de la zona occidental de Cantabria, aunque hoy extendida a otras comarcas. Por la noche, se celebra una verbena hasta altas horas de la madrugada.
Cuenta con un patrimonio de gran valor
.
Su valor principal responde a encontrarse dentro del itinerario del Camino Lebaniego, declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO. Por la disposición actual de las etapas, Cades se considera fin de etapa antes de iniciar el recorrido por el Valle de Lamasón.
También cuenta con uno de los
patrimonios históricos e industriales más importantes de la
región. El conjunto que reúne ferrería, molino, panera y la casa de
los Rábago posee un alto valor por tratarse de ejemplos
extraordinarios. La ferrería de Cades, reconstruida para su
conservación y visita, se dedicó durante cerca de un siglo desde su inauguración en 1752, a extraer el hierro al
mineral y transformarlo en lingotes que luego eran usados por las otras
industrias de esta materia prima.
El nombre del municipio, Herrerías, es la demostración más palpable de la importancia que tuvo este tipo de oficios a partir del siglo XII en toda la zona.
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