martes, 26 de mayo de 2015

RÁBAGO


 Rábago se encuentra a unos setenta y cinco kilómetros de Santander, la capital de la región y a 94 metros sobre el nivel del mar.
En 2008 (INE) contaba con 60 habitantes. Junto al río Nansa, en el pasado el río podía cruzarse en barca por este lugar.
Al igual que el resto de localidades de Herrerías cuenta con típicas construcciones populares cántabras, de piedra. Su distribución es dispersa, con una concentración de casas al pie de la carretera que se conoce como El Solar, y pequeñas agrupaciones en la zona alta que se distinguen por diferentes nombres como El Cerrao, El Corraluco, El Cotero...

En cuanto a su historia, sabemos que durante la Edad Media, formó parte de la Merindad de las Asturias de Santillana, y cuando se formaron los primeros ayuntamientos, durante el Trienio Liberal (1820-1823) Rábago, junto con Cades, Casamaría y Camijanes, formaron el primer ayuntamiento constitucional de Herrerías.
Las fiestas de la localidad se celebran 60 días después del Domingo de Resurrección, el día del Corpus Christi, aunque en la actualidad sólo se realiza la misa, sin contar con verbena desde hace años. Lo mismo ocurre con su otro patrón, San Ignacio de Loyola, que es el 31 de julio.

Entre su patrimonio destacamos la iglesia de San Ignacio de Loyola, fundada por la familia del Padre Rábago, la torre de Rábago, en ruinas, y una casa decimonónica con buhardillas de influencia francesa, junto a la cual hay un antiguo molino y una tahona.
El hito más importante de su ámbito es la famosa Cueva de El Soplao, cavidad de espectaculares formaciones geológicas entre las que destacan los techos y paredes de excentricas.
Rábago le da acceso a la carretera que sube a la cueva, y muestra en su trayecto  uno de los miradores más espctaculares del municipio y del valle, El Mirador de Rábago.